Hotel Cecil, la atracción por la muerte
Actualizado: 14 oct 2022
En el centro del barrio Skid Row, se encuentra el Hotel Cecil, ahora famoso por el caso de Elisa Lam, no sólo alberga este suceso extraño pues tiene el dudoso honor de ser uno de los lugares más relacionados con la muerte.
Los Ángeles, 1924. Tres empresarios hoteleros deciden construir un hotel en pleno centro de la ciudad para albergar a hombres de negocios y personas de alto nivel adquisitivo en una ciudad que no dejaba de crecer.
Para 1927, el hotel de 19 plantas, 700 habitaciones, suelos de mármol y estatuas de alabastro, estaba terminado y dispuesto a llamar la atención a las clases sociales más acomodadas. En ese año, el Hotel Cecil abría sus puertas y comenzaba una leyenda.

En los primeros años del Hotel Cecil, los huéspedes cumplían las expectativas iniciales: estrellas de cine, empresarios y turistas adinerados llenaban las sendas habitaciones de este lugar.
Pero, en 1929 llegó la Gran Depresión y, debido al cambio de poder adquisitivo del país, los dueños decidieron bajar los precios y convertirlo en un hotel de larga estancia para cualquier bolsillo.
Skid Row se convirtió en un lugar sin ley que la propia policía cercó para evitar patrullar dentro de un barrio lleno de prostitución, drogas, alcohol y decadencia. Y el Cecil, en el centro.

El primer suicidio no se hizo esperar: en 1931, un turista apareció muerto tras haber ingerido pastillas con veneno. Un año después, un hombre de 25 años fue encontrado con un tiro en la cabeza. Y en 1934, un sargento del ejército, tras dejar varias notas manuscritas, decidió cortarse el cuello en su habitación.
Para la llegada de los años 40, el hotel Cecil ya contaba con tres suicidios más, uno de ellos sospechoso, y entre la población ya era conocido como "El Suicidio".
Pero no eran suicidios lo único que sucedía en el Hotel Cecil, de hecho, en 1944, Dorothy Purcell se encontraba alojada con su pareja cuando una noche se levantó al baño, dio a luz a un bebé que dijo creer que nació muerto, y lo tiró por la ventana. El cadáver fue encontrado días después en el edificio contiguo.

Tres años después, apareció en los alrededores del Cecil el cadáver de Elizabeth Short, la Dalia Negra. Una vecina se acercó a lo que creyó que era un maniquí roto tirado en la acera para encontrarse el cuerpo de una joven cortado en dos, con la cara cortada desde los labios hasta las orejas al que le habían arrancado el corazón, el brazo y los intestinos.
Curiosamente, el último que la vio con vida fue el recepcionista del Cecil, cuando ella salió del bar, cruzó el lobby y salió a la calle, ocho días antes de que el cuerpo fuese encontrado.
Mientras la leyenda negra, los suicidios y las desapariciones crecían, los años pasaban y, en 1974, Goldie Osgood, de 79 años, fue encontrada muerta en su habitación tras ser violada, apuñalada y estrangulada con la alfombra de su habitación. Tras detener a un hombre de 29 años que tenía la ropa ensangrentada, se cerró el caso.
Llegan los años 80, la época dorada de los asesinos en serie en EEUU y, ¿cómo no?, existen registros de varios de ellos alojados en el Cecil durante esta época porque , después de todo, ¿qué asesino no querría alojarse en un hotel de 14$ la noche, en pleno centro de Los Ángeles y dentro de un barrio sin presencia policial?
Fue así como entre 1984 y 1985, Richard Ramírez, uno de los asesinos más sangrientos del país, se hospedó en la planta 14 del hotel estableciendo allí su base de operaciones para llevar a cabo los asesinatos de 14 personas.

La no filtración de la clientela en el hotel le facilitó bastante el trabajo, de hecho se cuenta que una noche apareció completamente cubierto de sangre y nadie se fijó, nadie dijo nada en el hotel.
El hotel Cecil también dio alojamiento al periodista austriaco Jack Unterweger, condenado en 1971 por haber estrangulado a una prostituta a 15 años de prisión. Una revista le contrató para cubrir un crimen en Los Ángeles con pensión completa en el Cecil.
Por supuesto, aprovechó sus credenciales para patrullar el barrio buscando prostitutas a las que violar y estrangular. El FBI le detuvo en Miami en 1992 acusado de una docena de crímenes, fue condenado a cadena perpetua y se colgó en su celda el mismo día que se conoció la sentencia.
Tras múltiples intentos por parte de los diferentes dueños y directores del hotel de limpiar la imagen del mismo, para la llegada del nuevo milenio, la leyenda negra estaba demasiado extendida y no tenía pinta de parar. Era un mal sitio para vivir pero un sitio maravilloso para secuestrar, asesinar, drogarse, suicidarse y tener una cama si eres un sintecho.
Ante todo esto, los dueños del hotel decidieron dividirlo en dos establecimientos diferentes: uno, de larga estancia, el Cecil; otro, de corta estancia, dirigido a viajeros jóvenes, llamado "Stay on May". Un mismo edificio, en el mismo barrio sin ley y dos
hoteles "diferentes" separados por una sola planta que incluso comparten ascensor.

Y bajo todo este caos de hoteles, plantas y habitaciones, en el año 2013 decidió alojarse en el Stay on May la joven y, ahora tristemente famosa, Elisa Lam.
Esta joven apareció muerta bajo extrañas circunstancias en uno de los depósitos de agua situado en la azotea del edificio tras varios meses desaparecida.

Con los problemas psicológicos de Elisa, su depresión, el hecho de haber viajado sola a una ciudad desconocida y haber decidido alojarse en el centro de Los Ángeles, en uno de sus peores barrios y concretamente en el hotel contiguo al Cecil, unido a un vídeo que la policía difundió en el que se ve a la joven comportarse de manera extraña en un ascensor durante varios minutos, todo un conjunto de personas seguidoras del caso desarrollaron múltiples teorías entre las que estaba que hubiese sido poseída por Richard Ramírez que había muerto ese mismo año en la cárcel.
Nunca se supo qué pasó realmente y es altamente probable que nunca lo sepamos.
Aquí os dejo el vídeo:
Tras este caso con una repercusión tan tremenda, el hotel no cerró. De hecho, en 2014 un nuevo comprador pretendía revertir por completo el hotel pero manteniendo su valor arquitectónico, lo que no pudo hacer ya que, en 2017, el ayuntamiento de la ciudad votó a favor de que el Cecil fuera declarado un monumento de valor histórico y cultural.
Actualmente tanto el hotel Cecil como el Stay on may se mantienen cerrados pero, ¿por cuánto tiempo?
¿Tendremos alguna oportunidad de alojarnos allí y entender qué se siente en un lugar tan relacionado con la muerte?
¡Espero que os guste!